lunes, 17 de mayo de 2010

8,8



8,8 lágrimas en el centro de la tierra
Y no aparecen los carnavales chuecos flotando
Qué tristeza, qué cenizas
¿Perdón?
Si el piso siguiera bailando
Me habría enredado esta ordinariez de pelo a las nubes
A ver qué tanta es la maravilla trillada de la que hablan
Qué felicidad, qué utopía
De las nubes trisadas al infierno magmático.

Caballero, señora, señorita, niños,
¿Podrían demostrarme cuál es el cambio desde sus alturas?
Desde las cordilleras sangrientas y ciegas
Las tierras, el óxido, mineral y suciedad del vals encefálico
Sin principios definidos, de irse a soledad escarchada
Lleno de diamantes sentados, solía caminar
Rabioso soñador de tres escalones sucios.

La lucidez se cansó junto a un vestido y una chaqueta,
Autoentierro ahumado entre ladrillos cansados y molidos
Esperemos que no se estampen en las arcillas saladas
Porque le faltan espinos para derramar sangre.

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