martes, 24 de noviembre de 2015

ni aunque

¿Ni la rabia o la risa?
Mis tripas hechas trizas,
¿El llanto o un grito?
¿Un golpe, un conjuro o un rito?
¿Ni guerras mundiales?
¿Ni armas letales?
¿Las flores o las espinas?
¡Devolverte las zapatillas!
¡Sí! Armar mi bicicleta...
Y transformarme en atleta,
¿Tampoco dar la vuelta al mundo?
¿Si gritara que me hundo?
Que me asalten...
¡o me maten!
¿Ni aunque rompieran todo?
¿Y si el vecino loco se insinúa con su codo?
Si mi mamá enloqueciera...
¿¡Ni aunque yo muriera?!

Tanta situación en vano
Para que no vuelvas a tomarme la mano.

despido

Se alejan tristes
Las luces flotantes sobre el río,
El viento anudado entre los eucaliptus,
Los descansos solares en el mar,
El nacimiento de las lunas,
Tu llegada en la curva solitaria,
La espera nocturna más dulce,
El tímido we tripantu,
La casa de una o dos piezas,
Tu niñez reconstruída,
Los veintiuno de cada mes,
El florecimiento de septiembre,
Mi inocencia
y tus ojos tristes.

domingo, 27 de septiembre de 2015

tengo miedo

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.