martes, 29 de diciembre de 2009

Áspira



Fue como si el sol penquista naciera arrepentido y tímido, asustado de los vidrios sucios y descuidados. Arrepentido y tímido de llegar, a un gentío trasnochador, cancerígeno, frío, un gentío de indiferencia desgarradora, sin dudas ni incomodidades. Yo por mi parte, compartía cada sentir, de lo frío en sus rayos, pero a la vez, quería correr bajo su luz, correr y con cada paso, pisar las palabras que dije, bajo efecto de nada más que: mi ausencia cerebral. Y así fue… salí a respirar algo que no sea nicotina, “fui a comprar” sin dinero, y “fui a olvidar” con los versos tallados recorriéndome las venas sin lástima.
Llegué a la calle con un ovillo de imágenes en las manos, mis pies tratando de parecer firmes sobre el cemento mojado, y mis manos metidas en un baile teatral. El pánico ahora y siempre, fue subcutáneo. ¿Y los palillos para tejerme un chal ácido?, Se mezcla bien el masoquismo y la coincidencia, repitiendo en líneas rectas, que las tiendas y los comentarios de la semana pasada, son sólo un recuerdo lejano, sabiendo que no volverás a hacerlo, ahí tengo los palillos.
Volví para irme, mis ojos lo gritaban, y mi cuerpo lo subrayaba para los ciegos… Sabía que sentir el olor desagradable de baño a medio limpiar, y los cerros solitarios pidiendo mar, me liberarían, pudiendo incluso, romperme junto a la ventana, para que luego, al sentir el aire más cordillerano que costero, derretirme en la brisa pausada, bajo un placer angustiante y divino.
¿Sabes? Tengo la comprensión en los testículos.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Paradigma de la Parra



Cables eléctricos de brillo nostálgico
De la mente, del rostro mojado en rombos tristes.
Lo grita mi espejo repleto de polvo,
Lo destacan mis oídos llenos de radiación,
Las novelas baratas y populares,
El electroshock en los latidos mendigos que no reaccionan...

Se desespera el pecho,
Y se desesperan las ninfas en el mar.
Susurran frenéticas, dudosas e insolentes al reflejo de la luna.

Se enreda el otoño en las venas...
Se enreda y no se va con el tenue óleo de Géminis,
Lo sujeta mi aliento a rieles lejanos,
Las quejas bajo la gasa inmaculada y el saludo enlutado matutino.

...

Esperarte para esperar...
Regando la resignación de mi voz en las viñas descuartizadas
Y ver cómo me visto de espinas en oro perpetuo,
Te hablo de cruces y rosas de viento ácidas...
Te hablo del calendario de marfil descascarado.