martes, 29 de junio de 2010

LLUEVE, TRUENA, SOL, LUNA, MIERDA, PIPÍ


Perdiendo la cuenta en meses
Te hablo de años y días
Que envidiosos miran la mermelada de ciruela,
La espina equivocada de la frambuesa,
En uno de los tantos julios...
Cada vez más furiosos,
Si vieras cuánto me asustan...
Desarmando los relojes solares de las pupilas
Pidiendo conservarse nerviosos
Ahogados de tanto oxígeno
Se pudren, se mueren
Sobre la sumisión dorada veraniega, pero antes alérgica.

Las hojas se manchan arrugadas
Amoldadas a la red granizada violenta de los fenómenos
Viendo si se atonta, estira, plancha, limpia...
Y si tengo suerte
Que se borren en el barro limpio por ser barro
De tanto signo y esencias...
Que se vayan a coma drogado,
Que cierren los ojos y se borden
En el adobe que atrapa y llora enajenado
Dudoso de corredores solitarios intranquilos
De auroras frías hasta la tilde...
Del limonero que nunca calló rígido, congelado
De los Eucaliptus que sólo me cubrieron fumando.
Y los espinos esperanzados de llorar almíbar.

¡Maldigo al viento con sus melodías enredadas...
El otro lado del cerro con menos ojos,
Maldita la ceguera desperdiciada en pleno juramento,
Maldito el hondo destino del humo del cigarrillo que fumo ahora
El sol coloreando los membrillos
El olor del poleo en la asquerosa humedad...
Malditos son!

sábado, 5 de junio de 2010

Lágrimas de témpera




Tal vez si conmemorara sus cien años
Si los espasmos fueran siempre extranjeros y pasados
O que las 73 muertes del camino
Me levanten derramando la rabia en pasos de seguridad.

Tal vez si no hubiese manchado con sangre la lanigrafía
Estaría sonriendo penquista y chillanense
Sin tintas ni carbón
Sin manchas ni algo que manchar.

Tal vez si hubiésemos cambiado los pasos como soñé
Podría extrañar lo entrañable
Recibir tu llamada ebria para despertar sonriente
Esperar algo que llegará desde los eternos lunes.

Dejaría de mirar por las calles hasta quedar ciego
A ver si se siguen quejando de mi cara
Porque las máscaras estarían encarnadas en las bolsas negras.

Acercarte a mi primavera
La de calas llenas de arañas que no pican
Y si no marchitan podría dormir junto a ellas,
Mira los elementos que calman las aguas.

Tan sencillos y miserables
Ennegrecidos de polvo permanente
Se despiden para verme llorando
A las calles pesadas de lluvia, hartadas de ausencia.

Tal vez no estarían tan llenas.