Son tus palabras arsénicas
Y tu mirar de agostos como encerrados
en tus pupilas aumentadas miópicas
y enfermas que me
enferman.
Son tus labios
Fragmentados espiritualmente
Entre su fuego y mi hielo
De heladas primaveras putrefactas y grisáceas.
Y es tu lengua que se prostituye
Y es mi voz que
sale de tu voz
Es el cambio que
me cambia
Que me sostiene y vuela, vuelo.
Es mi letra negra y salada
Que me sostiene
y baja, bajo
En una gravedad absoluta.
Es tu cabello
Que cambia con tu mente contaminada
Por ángeles que te aman y amas
No por diablos encerrados en desafinada madera.
Son las campanas que suenan fermentadas
En mis latidos tísicos
Es el poema que me dedicaste nueva y enferma
O son las vendimias infectadas que bebo.
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