jueves, 28 de junio de 2012

Sin resucitar, sin llorar.

Para perderme sin fondo ni camino,
Por luchar y ser víctima de los espejos
Caminar con cuidado
Para romper vasos en medio de la noche,
Y caminar cantando
Bien cerca de muertes olvidadas
También hablo de aquellas alamedas escondidas.

 Ha sido tiempo de mucha lluvia...
Tanta, que se ahogan los olivos,
Y revive el olvido
 Que entre el prado salvaje,
Madeja de reja oxidada y
 Una angustiada mujer despeinada
Me quedo con la cama de tierra,
La comodidad a quién no la necesita
Elegancia pálida y fría,
Sería el primero,
Y puede que, como dicen las fresias
Yo duerma y sólo duerma
Porque la solución es arisca
Y el fin más oscuro que la sordera
Pero ésta vez
No me esperarán manzanas maquilladas
Ni techumbres estrelladas,
La soledad lejana a conciencias
 O la lágrima que cuelga de mis ojos
Será penumbra del sentir
Y su morador, la piedra blanca sin nombre.